CAMPEONATO DE ESPAÑA DE SELECCIONES. CRÓNICA

CRÓNICA DESDE LA GRADA

Serenados los ánimos, con las pulsaciones de nuevo a su ritmo habitual, la adrenalina en sus niveles normales y transformados en lejanos, pero añorados, susurros las frenéticas conversaciones monotemáticas; es el momento de evaluar con cierta, si puede ser así, sensatez el último Campeonato de España de Selecciones. Durante unos pocos días hemos sido felices, hemos olvidado el pasado y el futuro, centrándonos en un presente con forma de pelota de balonmano.

Como mi viejo amigo Roy, “Yo he visto cosas que vosotros no creeríais”, He visto jugadoras aragonesas de ojos felinos, atentas al cruce, al error del contrario, moverse en sincronía como relojes perfectamente engranados. He visto ojos anegados de lágrimas provocados por la impotencia y, porque no decirlo, la injusticia de ver como un partido se escapa de tus manos por razones ajenas a tu juego. He visto jugadoras que luchando contra el dolor volvían una y otra vez a la pista siempre con el mismo coraje e intensidad. He visto felicidad, tristeza, alegría, dolor, compañerismo, frustración, cariño, incredulidad, mezclado en un aromático cóctel cuya fragancia nos llegaba hasta la grada emborrachándonos de fuerza y pasión suficiente para apoyar a nuestras selecciones.

Y todos esos momentos ¿se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia?

NO

Todo queda, han aprendido, se han hecho más sabios, mejores, no solo mejores jugadores, sino mejores personas, inolvidable el rondo final entre nuestra selección juvenil femenina y la de Galicia, que tras acabar su partido por el tercer puesto, se unieron para exclamar al unísono sus gritos de ánimo.

Hemos aprendido de los demás, de los fuertes, su trabajo, su técnica, su eficacia, daba gusto ver el pabellón en la final juvenil femenina disputada entre Madrid y Cataluña abarrotado con las jugadoras y jugadores de todas las selecciones y de todas las categorías. Hemos aprendido de la perseverancia, la intensidad de las menos afortunadas que lo intentaban hasta el final sin dar nunca un partido o una jugada por perdida.

Si a un Campeonato de España se va a aprender, la verdad es que hay pocas selecciones que pueden ir “a ganar” nosotros lo hemos aprovechado bien.

Y en la vanguardia de esa tarea, dando siempre la cara, han estado los jugadores y jugadoras de nuestro club, que en sus selecciones respectivas lo han dado todo, se han vaciado no dando jamás un balón por perdido con el afán y la pasión que son marca característica “de la casa” y que tantos quebraderos de cabeza provoca a nuestros contrincantes. Fruto de esa intensidad ha sido que muchos de ellos han sido los máximos goleadores de sus respectivas selecciones. Nuestro aplauso y admiración para todos.

También hemos aprendido otras muchas cosas que tenemos que hacer llegar a quienes correspondan, pero desde ahora mismo, para intentar aplicarlas lo antes posible y llegar a tiempo para el campeonato del año que viene.

Hemos aprendido de otras muchas selecciones que es posible que los jugadores y sobre todo las jugadoras, lleven una indumentaria digna acorde “a su sexo y condición”. Hemos aprendido que las selecciones que han empezado antes su trabajo cosechan mejores resultados que los que empezamos más tarde concentrando una gran carga física excesivamente cerca del campeonato. Que las selecciones que han competido en torneos amistosos con otros equipos están más acostumbradas a la competición, a negociar esos minutos finales siempre conflictivos y complejos con mayor éxito, a tener calma en los momentos tensos y serenidad en los decisivos.

Todo eso lo hemos visto y por tanto sabemos que se puede hacer.

Y nosotros como padres, queremos que se haga, porque somos seres egoístas e interesados, porque las vivencias y las sensaciones que el balonmano, que nuestras jugadoras y jugadores, que todas nuestras selecciones, nos producen en las gradas no es comparable con nada. El sentimiento de orgullo, de cariño, de rabia; la intensidad de las emociones con las que se vive el juego, de lo que sabe mucho la afición aragonesa, modélica en la mayoría de los casos y dando la cara con el viento a favor y en contra, reconocida por las aficiones de muchas otras selecciones; no tiene parangón alguno.

Por eso mismo, estamos aquí, nos ofrecemos para llegar donde actualmente no llegan ni las ayudas institucionales ni los patrocinadores privados.

Que mejor inversión para las familias que la Felicidad de sus hijas e hijos.

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